28 may 2011

Bolas de papel




   En el momento de entrar en el portal, encontré en el suelo una bola de papel. La cojo pero al no ver ninguna papelera a mi alcance, decido subirla a casa.

 ¡¡Bien…el ascensor está ahí esperándome!!!-sonrío al verlo-.

   Mientras subo en el ascensor, jugueteo con la bola entre mis manos. Me fijo que tiene algo escrito , la abro y leo una pregunta que alguien ha escrito con un lápiz: 
-“¿Cómo puedo vivir sin aire?- .

¡¡Qué pregunta más tonta!!- pienso mientras abro la puerta de casa. Entro, dejo la bolsa en el salón y  veo que no hay nadie en casa. Me preparo la cena y dejo dentro del microondas un plato para que se caliente. Me quedo mirando como gira, gira y  gira mientras pienso en la pregunta de la bola de papel…

   Me despierta el sonido del microondas y antes de sentarme  para cenar, cojo la bola que había dejado encima de la mesa  y la guardo dentro de un cajón donde tengo más papeles de propaganda, de recetas escritas a mano, de recibos, de números de teléfono... . Enciendo la tv para que rompa el silencio que invade en la cocina mientras estoy cenando. Vuelvo a cenar solo, igual que ayer y seguramente, también mañana.

  Me levanto bruscamente , cojo un trozo de  papel del cajón y empiezo a escribir con un lápiz:

“-Yo no puedo vivir sin aire,  aunque en más de una ocasión lo he intentado pero    me ahogaba. Necesito aire para seguir viviendo aunque hoy he vuelto a sentir que me faltaba. -“

 Respiro profundamente mientras hago una bola , bajo al portal y la dejo en el suelo, allí donde encontré la pregunta. 




24 may 2011

¿Por qué?




     Ayer,  mientras estaba tomando un kalimotoxo,  con un amigo en la terraza del bar la Fragua de Vulcano, me contó una anécdota que le ocurrió en el avión de vuelta de Londres a Bilbao.

    Según cuenta mi amigo Carlos, a una joven pasajera, guapa y elegante,  la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra. La mujer, con insistencia ,  pidió a las azafatas que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba completo, pero que iría a mirar en  primera clase por si acaso podría quedar alguna plaza libre aunque era casi imposible.

   Sabes-  me cuenta Carlos- observe la escena con rabia, no sólo por el hecho en si, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para esa mujer en primera clase. Me di cuenta que esa joven  se sentía feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona.

   Minutos más tarde regresó una de las azafatas. Se acercó a la joven, y en voz alta, le informó a la chica sobre su petición. Lo extraño no era que la azafata informara a la joven sino que tenia muy clara su intención de que todo el pasaje lo oyese.
- “Discúlpeme,  aunque el vuelo estaba completo, afortunadamente encontré un lugar vacío en primera clase. Sin embargo he tenido que pedir autorización al capitán para permitir dicho cambio . Según indicaciones de mi superior, no se puede obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable“.

  Todos nos quedamos extrañados por la respuesta. La joven con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se gira y le dice al hombre de raza negra:

             - “¿Señor, sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?”





“Las personas pueden olvidar lo que les dijiste,
pero nunca olvidarán cómo los hiciste sentir”.



20 may 2011

1+1=


  

 ¡¡Señora, señora…qué se ha dejado su libro en el asiento!! Nada…no me ha oído…y el tren  ha cerrado las puertas. En fin…se lo daré al revisor  por si lo reclaman. Antes de dejar  el libro a mi lado, me fijo en él. Es delgado, con pocas páginas  y en la portada,  tiene dibujado un altavoz de los de antes. ¿Qué titulo más extraño? ¡¡¡¡ Indignaos !!!! …y está escrito por un hombre francés de 93 años que se llama Stéphane Hessel. 

 Decido leerlo mientras el tren sigue con su ritmo lento y deteniéndose de vez en cuando en las estaciones antes de llegar a mi destino. Me doy cuenta que Stéphane, a lo largo de su libro , hace un interesante  alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacifica. Me deja pensativo y con un sabor agridulce al acabarlo.

 Este paisaje me suena, ya estoy llegando a casa. Se acerca el revisor, me pide el billete sin mirarme  y  lo “tica” con indiferencia.  Silencio, no le digo nada. Cambio de opinión, no se lo daré pero tampoco me lo llevaré, lo dejaré aquí, para que otra persona también pueda leerlo. Bajo del tren  y me quedo mirándo como se pierde en la lejanía, pensando en las palabras escritas por  Stéphane en aquel libro .



14 may 2011

Hojalatas de color




    -"Uf…estoy nervioso. Parece mentira que con mis 55 años siga teniendo los mismo nervios como mi primer día de trabajo en aquella fábrica. ¡¡Cuánto tiempo ha pasado de aquello!!!.

No esta nada mal este traje aunque está muy usado. Ya sé que mi hija siempre me dice que lleve corbata pero estoy incomodo con ella. ¿Tendría que soltarme el botón del cuello? ¡¡¡No!!…lo dejaré abrochado…estoy elegante.

 ¡¡Vaya…me sigue doliendo algo el estomago!!!. Seguramente serán los nervios.  Vale…ya sé que es un trabajo temporal . Sé que no pagan mucho pero es un trabajo y después de muchos años sin encontrar nada…no puedo rechazarlo. No quiero seguir siendo  invisible por no trabajar.   ¡¡ maldito estomago !!!

Anda…pero si ya es la hora…seguramente estarán todas las tiendas abiertas ¿Dónde he dejado mi maletín ?. ¡¡ ya lo veo !! pero...¿dónde están los peques?... ahí están desayunando...¡¡ gracias mi vida !!...ese Juanito siempre tratando  de animarme…ojalá hoy sea  un gran día...”







9 may 2011

Dorsal 1131

     




     Allí estaban colgadas en un cable del parque de Arriaga. Al verlas, me he acordado de ti. No se quién las ha colgado pero no son las tuyas. Tú sigues entrenado con tus zapatillas, no las cuelgas,  ya que sigues empeñado en seguir corriendo mientras vivas.

   Te ha costado pero lo has conseguido. Sé que llevas muchos años intentándolo , pero hoy has decidido correr esa maratón que la vida te ha impuesto. Se que has tenido que adaptarte a muchos ritmos y sé que en más de una ocasión,  has querido tirar la toalla , pero siempre has sido fiel a tu objetivo: seguir corriendo.

    Hoy has corrido , seguramente sintiendo dolor, rabia, miedo y soledad pero lo has conseguido. Has ganado al cruzar la meta, a tu ritmo, pero lo has logrado. No lo entiendo, ya que en muchos momentos , la soledad se ha apoderado de ti intentando que dejaras de correr pero, tú te empeñabas en no abandonar ya que la carrera seguía dentro de ti y tenias que finalizarla. Hoy ha sido difícil para ti, también para mi al verte sufrir mientras corrías. Sabes, los dos hemos ganado, tú por acabar la carrera y yo , por esperarte en la meta ya que confiaba en ti. 



Karamba y ...¿cuál es tu dorsal?